Mayas de Cocoyol y su Pasado a través de las Cuevas

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Comenzó en la fresca, despejada mañana del 22 de Diciembre 2013. Dos días después del natalicio del cantante Nicolás Urcelay Alonzo («el Caruso del Mayab»).

Lentamente, puntualmente, se fueron reuniendo los miembros del viaje. Frente al portón incorporado-con-celosías del centro INAH Yucatán. En una de las más norteñas colonias de la blanca y grande Mérida, la Gonzalo Guerrero.

Estaban María José «Majojo» Gómez Cobá, organizadora principal y ponente; Fátima «Fatimuch» Tec Pool, apoyo logístico; José Natividad «el Chilam Balam» Ic Xec, desempeñando como traductor. Raúl «Pinky» Manzanilla, Nayeli Jimenez Cano, María Eugenia «Mariú» Paredes y su valiente hija de 6 años, Irene González, como testigos y participantes. Y finalmente Carlos Duarte como xla cronista y fotógrafo.

Destino: la comisaría mayoritariamente mayahablante de Cocoyol, perteneciente al municipio de Chemax, situada a 214km al este de Mérida, besando la frontera con Quintana Roo; bajo selva baja caducifolia, sobre amplias cavernas y —desde los tiempos precerámicos— receptáculo de una gran variedad de cultura material en forma de construcciones, manifestaciones gráfico rupestres y piezas de concha, cerámica y lítica.

A las 7:21am entra al campus una blanca camioneta GMC Savana 2010, manejada por Juan Alberto Ambrosio, quien prontamente se estaciona y se baja, apagando su cigarro, ofreciendo una sonrisa y abriendo las puertas. Cuidadosamente acomodamos las mochilas en el asiento trasero y abordamos. Cada quien encontrando su lugar, con el Chilam Balam escogiendo el asiento «escopeta», de copiloto, enfrente.

25 minutos después, vamos saliendo de Mérida por la carretera federal 180, que comienza como una larga y estrecha arteria; llena de tracto-camiones, sus choferes y las empresas que los sirven y surten (gasolineras, llanteras, bares, hoteles, cocinas, tiendas de conveniencia). hacemos una breve parada en el «7 eleven», donde me quedo afuera a cuidar a Irene mientras los demás entran a abastecerse de bebidas y aperitivos. Salimos a toda máquina rumbo a Valladolid, con Nayeli generosamente ofreciendo y entregando sandwiches a sus compañeros pasajeros.

Conforme fueron apareciendo nubes bajas y fue acelerando el vehículo, la plática empezó a tornarse intensa e interesante, pues los temas expuestos e intercambiados entre Nayeli y Majojo comenzaron a girar alrededor de varias cuestiones arqueológicas cautivadoras, como: 1)las características físicas de los concheros en afloramientos rocosos de Baja California; 2)las similaridades entre los contextos arqueológicos Mayas en Yucatán y Romanos en la isla de Mallorca, España; y 3)la presencia de hornos para cocción de cerámica, como manera de concentrar el calor con menor combustible vegetal. Su presencia en la región Puuc, así como su apariencia en el códice Sahagún.

A las 8:53am, 1 hora y 32 minutos después de la partida, llegamos al área de servicio de la carretera de cuota (un «paradero» que sirve más que nada a viajeros turistas), para atender a necesidades fisiológicas varias, y también reunirnos con el segundo grupo de la caravana: en su mayoría nuevos aspirantes al Grupo Espeleológico Ajau, llevados en una camioneta pickup blanca, capitaneada por Carlos Augusto «el Iguano» Evia Cervantes, miembro fundador, quien además de conducir volante, pronto contribuiría labores de apoyo logístico al esfuerzo del día.

Después del intercambio de cejas alzadas, sonrisas, abrazos, bromas y charlas, cada grupo reabordó su respectivo vehículo.

Durante el resto del trayecto, las discusiones entre Nayeli y Majojo viraron hacia las concepciones populares pero erróneas sobre la naturaleza del trabajo arqueológico. incluyendo las de las clases elitistas contemporáneas, que suponen que solo las excavaciones de edificios monumentales tienen mérito: «¿cómo es que arqueólogas como ustedes, deben estudiar algo tan ordinario como la pesca?», cuando este tipo de labores ofrece la base alimentaria, informa el tejido cultural y proporciona el combustible económico a sociedades enteras.

A las 10:19, la Savana dio una vuelta hacia la derecha y se adentró a un corto camino de terracería hasta llegar a la población.

Previo a la conquista Española, el sitio que hoy ocupa la localidad de Cocoyol perteneció al cacicazgo Maya de los Cupules. después, durante la llamada «guerra de castas» (conflicto civil contra las estructuras pos-coloniales de esclavitud latifundista), descendientes de los Cupules se sublevaron, y desde varios puntos atacaron al poblado de Chemax, para exitosamente tomarlo de los mal-preparados defensores, una fresca mañana del 4 de Diciembre de 1847.

166 años en el futuro, el 4 de Diciembre de 2013, en Mérida, Majojo le comenta al Dr. Alfonso Gallardo del interés que ella tiene por impartir una conferencia. y como parte del «proyecto de conservación e investigación INAH-Ajau», solicita su apoyo para lograrla. El Dr. Gallardo solicita una camioneta oficial, la cual es rápidamente cedida.

El Lunes 16 de Diciembre, Majojo marca al celular del Comisario Ejidal Don Bernardo Maala Uh, para pedir una cita para el Miércoles 18, mediante la cual se haría la gestión para un evento cultural; pero éste le informa que por cuestiones de trabajo no se encontraría en el pueblo ese día, y le sugiere que mejor se coordine con el Comisario Municipal, Don Cayetano Canché Uu.

Así, el Miércoles 18 de Diciembre, viajan Majojo y el Dr. Gallardo. Son recibidos y entrevistados por el Comisario Municipal, tal como fue planeado. Se hacen los acuerdos, se entregan los carteles y se revisan los lugares disponibles.

Al igual que muchas zonas alrededor del estado que cuentan con desarrollo de relieve kárstico, la zona aledaña a Cocoyol ha sida por varios años sujeta a exploración y estudio por parte del Grupo Ajau.

Sin embargo, fue a través del INAH —y bajo su dirección, específicamente la del departamento de antropología física, apoyado del departamento de arqueología— que pudo efectuarse el levantamiento y el posterior estudio de los huesos de «Atkun Copó».

Todo en gran parte motivado por las acciones y denuncias de Ajau, así como por el interés de Majojo en elaborar investigaciones más profundas con los contextos mortuorios de la cueva.

La comunidad de Cocoyol, a través de la autoridad investida en el entonces Comisario Ejidal Eulogio Coyoc Uh, mediante una junta decidió bendecir con su permiso la propuesta de trabajo.

Finalmente, el INAH autorizó los trámites, financió los materiales y constantemente dio prestados los vehículos.

Así, los trabajos de registro y extracción se llevaron a cabo del 26 de Mayo al 23 de Junio de 2013.

Bajándose de la camioneta, lo primero que hizo Majojo —acompañada del Iguano, Fatimuch y Pinky— fue recibirse con el Comisario Municipal. De ahí, se dirigieron al lugar ya seleccionado para la proyección: dentro del terreno de una escuela, la sombreada pared de una pequeña aula de cómputo.

Mientras los espectadores (en su mayoría niños) se sentaban a esperar; se armaron mesas, desempacaron bolsas, abrieron cajas, deslizaron componentes y desembobinaron cables. Equipos se acomodaron, conectaron y configuraron.

Una vez todo quedó instalado, se presentó un imprevisto pequeño pero significativo: a pesar de la buena sombra que cubría la pared, los lúmenes del cañón proyector no levantaban por encima de la luz ambiental recibida del semi-nublado cielo de mediodía. La imagen simplemente era demasiado tenue.

Se consideró la opción de poner el proyector dentro de la sala de cómputo, pero por varias consideraciones, se terminó decidiendo que no: el espacio reducido y poco ventilado; la vulnerabilidad del equipo de cómputo a maltrato intencional o accidental.

Finalmente, después de cierta deliberación, a las 10:47am se acordó hacer un traslado como de 30 metros: cargar los componentes del engranaje audiovisual, desde los terrenos de la escuela, hasta la oficina de la comisaría.

22 minutos después, a las 11:09am, teníamos ya: mesa puesta, sillas acomodadas, proyector calibrado, fuentes de poder surtidas, cables conectados, sistema operativo «buteado», aplicación lanzada, documento abierto, karaoke/sistema de altavoz activado y configurado, ventiladores de techo encendidos, gente presenta, atenta y en espera.

Según la cuenta del Iguano, cerca de 150 personas, entre niños, ancianos, hombres y mujeres se habían reunido para ver y escuchar.

La conferencia que comenzó Majojo se tituló «Los Mayas de Cocoyol: Un Acercamiento a su Pasado a través de las Cuevas de la Región». El Chilam Balam comenzó una muy bien lograda traducción simultánea.

Para hablar sobre los objetivos de la plática, se pueden manejar términos cortos o términos profundos.

En términos cortos, la plática tuvo como objetivo brindar los resultados de las investigaciones realizadas; dar a conocer las prácticas y las costumbres efectuadas por los Mayas prehispánicos en los espacios subterráneos del norte de la península de Yucatán; y hablar sobre las particularidades de las cavernas, los elementos culturales asociados, haciendo énfasis en los enterramientos.

En términos profundos se debe de considerar la antigua e irresuelta cuestión en las ciencias sociales; de que una buena cantidad, tanto de investigadores individuales como de proyectos coordinados, utilizan los recursos de campo: las selva y las comunidades; después, se llevan los datos, aplican recursos de investigación, completan sus análisis, publican en revistas; más nunca regresan a compartir sus resultados con los pueblos.

Se debe considerar el valor de ir transformando el paradigma de la escasez, al paradigma de la abundancia: dejar de depender en el acceso-a-, recuperación-de- o interacción-con- recursos materiales o sistemas de conocimiento que sean escasos, arcanos o escondidos; y mejor cambiar a subsistir mediante contribuciones innovadoras, colaborativas y meritocráticas a recursos o sistemas de conocimiento ubicuos, accesibles y transparentes.

Se deben considerar los papeles tensamente complícitos entre la antropología, la arqueología, la labor de construcción identitaria nacional, el turismo, las intervenciones privadas, estatales y de la sociedad civil (a menudo eurocéntricas, positivistas y horizontales) y el grado de autodeterminación de las comunidades indígenas.

Se debe considerar por último que aumentar la capacidad de los pueblos en la autodeterminación de su porvenir material, económico, ecológico, cultural, lingüístico y científico trae beneficios tangibles. No solo en términos culturales para los indígenas particulares. Sino también en términos de libertad y progreso político, de prosperidad económica, de seguridad alimentaria, de seguridad pública, entre otras cosas, para todos como nación.

Aún permanecen pendientes conversaciones, discusiones y debates fuera, entorno y adentro de estos fascinantes y urgentes temas. Temas cuales, obviamente, no se abordaron durante la plática. Principalmente porque no fue necesario, pues la plática misma es un fraccional componente de la solución.

En gran parte, los valores de diversidad y democracia, descentralización y horizontalidad, trabajo en equipo y tequio; siempre han sido parte de Ajau.

A las 12:19pm, mientras la plática avanzaba, yo me sentí más cómodo cediendo mi campo en el convocadamente apretado lugar a un lugareño. Y aproveché la invitación de Irene, la valiente niña de 6 años, a visitar la cueva justo detrás de la comisaría, guiándome de la mano justamente hacia la segura orilla, coronada de majestuosas raíces intricadas por hermosas enredaderas descendientes, donde a la bajada te invitaban escalones esculpidos.

Quiso tirar piedras, pero de la manera más calmada y tranquila le insistí que no, pues quizá esa acción lastimaría a «los animalitos que ahí viven». Recibí adicional alivio de saber que obedeció mi sugerencia, puesto que además de la fauna epigea, al atiesar la audición, se distinguían claramente las voces y risas provenientes de ejemplares jóvenes de homo sapien, niños de la localidad jugando y explorando, más hacia lo oscuro, sendero abajo de nosotros.

Como complemento final, el Chilam Balam cerró con golpe de genialidad, este esfuerzo por tomar el paradigma extraccionista, y curvear y redoblarlo hacia un paradigma restaurativo y circular.

Me dijo después: «Como es un pueblito, las personas tienen una menor posibilidad de conseguir y adquirir material, como un librito o una revista. Pero además, en este caso decidí tomar el riesgo de regalar, porque noté que la gente estaba interesada. Ponían atención y se quedaron hasta el mero final. Se quedaron a esperar. Y estas obras de ficción no son mías. La gente de los pueblos me las confió. Entonces, siento la necesidad de devolverle a la comunidad lo que yo recibí de ella».

Después de pasar al frente, invitó al público a una serie de dinámicos concursos para distribuir gratuitamente algunas copias de dos libros: de su autoría, una compilación de leyendas prehispánicas y pos-coloniales peninsulares, titulada «La Mujer sin Cabeza y Otras Historias Mayas». Y como regalo particular del CIESAS, una obra colaborativa de José Antonio Flores Farfán, Marcelo Jiménez Santos y Flor Canché Teh, en la cual se narran, en Maya Yucateco y en Español, la travesía de los Dzules para venerar a Ixchel, la diosa lunar patrona de la fertilidad, a través de 20 ilustraciones, realizadas al estilo códice, titulada «La Travesía de los Mayas».

El notable entusiasmo del público más joven, en particular el de los niños, causó que la situación se acelerara precariamente al filo del descontrol, provocando risas nerviosas en organizadores, autoridades y público. El Chilam Balam pidió trabalenguas y adivinanzas en lengua maya, pero como estas no se produjeron, en su lugar pidió canciones.

Después de varios sólidos intentos, los chavitos optaron por cantar estrofas de la ubícuamente conocida traducción del Himno Nacional Mexicano, por lo que rápidamente se descartó este como criterio apropiado.

Intoxicados de júbilo, los niños bromeaban a arrebatarle los premios a los concursantes triunfadores, ¡y en ocasiones hasta al juez!

Horas y kilómetros después, a las 2:59pm en el área de servicio de la carretera de cuota, saliendo del restaurante «Doña Tere» (donde no sirven comida vegetariana), todos los integrantes de ambos grupos de la caravana nos despedimos, para partir hacia Mérida en la tranquila llovizna.

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